Page 29 - Mujeres cumpliendo sueños - Revista
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Con sus ojos cargados de nostalgia deja ver el anhelo
que tiene de conservar la finca de su madre, tenerla “el primer sorbo del día,
con variedad de cultivos y cafetales fértiles. el que sabe a nuestra tierra,
pero también a nuestro
Un lugar próspero que invite a saborear un café, ese
que ella describe como: “el primer sorbo del día, pasado y presente”.
el que sabe a nuestra tierra, pero también a nuestro sus labores de coordinar personal con su empresa de
supera los 100. Tener su propia marca, y disfrutar de
pasado y presente”. acabados en concreto, por cosechar café, coger mandarinas,
Detilma, se levanta todos los días hacía sembrar frijoles y recoger huevos. Decisión que tomó junto a
su café, el que cosecha con amor, es todo un sueño.
las 6:00 de la mañana, abre las puertas su madre, tras la llegada de la pandemia Covid 19 en el 2020.
Uno que nunca imaginó llevar a cabo y que ho
La marca de café de Detilma se llama El Vergel, como Lo que era pasar unos cuantos días mientras se superaba la y en
de su casa, una finca tradicional, de
paredes de bahareque y tejas de barro,
día celebra y agradece, pues su café pasará de estar
la finca, conservando la tradición de sus abuelos, y crisis sanitaria, se convirtió en su nuevo hogar, uno que le ha
ubicada en la vereda el Retiro del
en el árbol, a degustarse en una taza.
prolongando sus años de historia, que actualmente traído diversas aventuras.
corregimiento de Arabia. Con sus pies Detilma, se describe como una mujer luchadora,
descalzos camina hacia el prado, emprendedora, con un talante que la hace fuerte ante las
sintiendo la humedad que deja el rocío adversidades que se presentan al liderar una finca. Además, es
Aunque no ha sido fácil el trabajo del
de la noche. Esa sensación que la hace la cuidadora y compañía de su madre, una mujer de 89 años,
campo, así como ajustarse al costo de
sentir viva también amante del olor fresco y característico del campo.
los insumos y a las variaciones del precio
y la recarga de energía, mientras toma Pues allí, las dos respiran vida, respiran tranquilidad.
una taza de café, esa, que con un solo Con sus ojos cargados de nostalgia deja ver el anhelo que tiene
del café, Detilma no tirará la toalla.
de conservar la finca de su madre, tenerla con variedad de
sorbo evoca el aroma del campo y trae cultivos y cafetales fértiles.
Mientras tenga energía y ganas de
a la mente los momentos mágicos del seguir luchando por sus sueños, habrá
compartir con sus abuelos.
Y es que fue, ese aroma, el cántico de los Vergel para rato, y seguirá con su
pájaros, la tranquilidad de vivir en medio de premisa de que “el futuro no es vender el
cafetales, plantas de plátano y guaduales, lo campo, es pensar que el campo da un
que hizo que una mujer citadina cambiara buen futuro”.